Miel de Abejas: Cómo se produce, para qué sirve

La miel es el producto elaborado por las abejas, luego de recoger el polen y extraer el néctar de flores, o de secreciones procedentes de otras partes de las plantas, que ellas transforman y combinan con sus propias enzimas.

Miel de abejas
Miel de abejas

La miel es elaborada, madurada y almacenada en los panales de las colmenas, se extrae por centrifugación. Una vez almacenada, por condiciones ambientales y conforme al sabor, olor, color del néctar y el polen recogido, la miel pura se va cristalizando, formando gránulos finos o gruesos, resistentes, duros o viscosos. Esta propiedad no tiene que ver con alteraciones en la calidad del producto, al contrario, un signo de pureza.

La miel se puede conservar en estado liquido mediante la pasteurización, aunque esta operación disminuye su calidad terapéutica. La tonalidad de la miel varía ampliamente, desde amarillo claro, incluyendo mieles verdes y otras marrón oscuro hasta las negras.

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Las mieles más oscuras contienen más minerales que las claras y en ocasiones, cuatro veces más hierro. El sabor también varia, desde el neutro hasta sabores y aromas fuertes. En los países andinos, falta un trabajo de clasificación de las mieles para orientar mejor a los consumidores.

La miel contiene azúcar, glucosa, fructosa y solo vestigios de sacarosa. De proteinas contiene entre 1% y 2%. La miel sustituye con calidad otros productos procesados con azúcares, extraídos y refinados a partir de la caña de azúcar o la remolacha.

La miel tiene un contenido de agua que fluctúa entre 14 y 23%; ácidos orgánicos (acético y fórmico), vitaminas A, C, E, K. y del complejo B en porcentajes pequeños, que favorecen la asimilación de azúcares y carbohidratos. B1, B2, B3, B6 y ácido fólico, sales minerales, calcio, fósforo, potasio, sodio, hierro, magnesio, manganeso cobre, cloro, cal, sulfuro.

La miel contiene aceites esenciales balsámico y otras sustancias aromáticas, dependiendo de la flora donde las abejas recogen el polen y extraen el néctar. Posee factores hormonales del tipo estrógeno, de crecimiento y otras sustancias antibacteriales, antimicóticas y antibióticas sensibles a la luz y al calor, por lo cual no debe calentarse.

Sus compuestos complejos son ricos en elementos indispensables para el equilibrio orgánico. Aunque su concentración de elementos nutritivos y medicinales no es muy grande, sus efectos son sorprendentes, debido, quizás, a la combinación precisa de sus microelementos, a su pureza y a otros ingredientes aún desconocidos que proporciona la abeja.

Composición nutricional de la Miel de Abejas (Por cada 100 g)

Carbohidratos82,38 g

Proteinas
0,476 g
Vitamina B10,009 mg
Vitamina B20,066 mg
Vitamina B6
0,019 mg
Vitamina C0.190 mg
Acido fólico0,048 mg
Acido pantoténico0.19 mg
Fósforo4,76 mg
Calcio4.76 mg
Niacina0,476 mg
Hierro 0,476 mg
Calorias306,76

Por su propiedad edulcorante, la miel endulza aproximadamente la mitad que la sacarosa. Por lo común, es bien tolerada y su acción energética es inmediata, pues pasa directamente a la sangre. Es ligeramente aperitiva y laxante. De todas las fuentes de azúcares, es la más adecuada para los riñones. Es muy recomendada en los regímenes de adelgazamiento.

Desde la antigüedad el consumo de miel durante el embarazo asegura bebés llenos de vida y energía, pues sus bondades medicinales, nutritivas, tónicas y energéticas favorecen los procesos de crecimiento de los niños y prolongan la vida. Es muy útil para ancianos al reducir los efectos de la arteoesclerosis y los temblores seniles en enfermos y en convalecientes, como también para las personas sanas y los deportistas. La miel es un alimento reparador, ayuda a conservar las fuerzas, pues contiene un ingrediente activo similar a una hormona que produce energía.

Aplicaciones terapéuticas de la miel de abejas

Por su contenido de vitamina C, actúa sobre catarros, infecciones bronquiales, pulmonares, gripales, tos, tuberculosis y favorece la expulsión de secreciones. Por su contenido de vitaminas A, B2 y E, mejora la visión, actúa en infecciones oculares, trastornos cutáneos, llagas en la boca, en la comisura de los labios, tiene acción cicatrizante y suavizante en quemaduras, pues extrae el calor, atenúa el dolor e impide la formación de ampollas, absorbe la humedad para combatir las bacterias de acción antiséptica en heridas e infecciones de garganta.

La miel también ayuda en la digestion, por su acción antifermento y antipútrida de los alimentos, en problemas gastrointestinales, en gastroenteritis, diarreas y hemorroides. Tiene un efecto antiséptico y normalizador de la flora intestinal. En enfermedades cardíacas, la miel ejerce acción activa sobre los corazones debilitados y ayuda en los trastornos circulatorios.

Además, regula la presión arterial, depura la sangre y refuerza las defensas del organismo. Colabora en el metabolismo de las proteínas, grasas y carbohidratos de los alimentos, es útil en problemas del hígado. Así mismo, ayuda en casos de anemia, gota, artritis, reumatismo, principalmente por su contenido de potasio y ácido pantoténico, alivia el insomnio, las afecciones nerviosas, la litiasis renal, la enuresis y las afecciones de los riñones y las vías urinarias. Por esta acción se ha estimado que ayuda en casos de cáncer.

Con la miel se preparan excelentes mascarillas para tratar las arrugas y la piel cansada, restablece la elasticidad y lozanía de la piel.

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