Los colombianos ya tenemos que dejar de lado ese pensamiento de querer ganar el dinero fácil, sin que implique tanto esfuerzo, esto es lo que debe fomentar el nuevo sistema de gobierno, destacando los valores del pequeño o mediano empresario, generando una conciencia colectiva, de que esta es una oportunidad realmente viable para que muchos colombianos se conviertan en dueños de su propia empresa.
Por otro lado, borrar de la mente de los colombianos la actitud ventajista y facilista, que se manifiesta en esa búsqueda de enriquecerse rápidamente sin ningún esfuerzo por medio del negocio ilegal, la corrupción, la inversión especulativa, el clientelismo, el tráfico de influencias, en fin son tantos elementos, que han hecho que ya no creamos en nosotros mismos, pero igual hemos sido testigos de las funestas consecuencias de este tipo de comportamiento que solo ha dejado, huérfanos, viudas, madres que han perdido a sus hijos, un dolor tan desgarrador, que pienso que ya aprendimos la lección y no creo que tengamos ganas de volverla a repetir.
Por lo tanto, es momento de mostrar casos reales, de cambios concretos, donde veamos que lo mejor es trabajar honestamente, que la tranquilidad no la compra ningún dinero, que el amor de una familia y su seguridad no tiene precio, siendo mayor la satisfacción, cuando todos unidos piensan en emprender un nuevo negocio digno que implique esfuerzo, dedicación y disciplina, pero que al final deje las más grandes satisfacciones y un futuro asegurado para las generaciones venideras.
Una política de promoción del espíritu empresarial debe estar orientada a inculcar amor por el trabajo, la independencia, el deseo de superación y que realmente nazca en nosotros ese sentido de solidaridad sobre todo en nosotros los colombianos, de tal manera que la gente vea que un empresario exitoso, es un ejemplo digno de imitar, ya que está ayudando a construir una sociedad más justa y democrática.
Para este propósito el gobierno debe crear proyectos que ayuden a la gente más desprotegida a tener acceso a educación, por lo menos para que tengan la esperanza en que algún día saldrán de esa pobreza que les impide ser productivos en la sociedad, a veces esa escasez y falta de oportunidades es que lleva a muchos jóvenes a delinquir, y a dedicarse a consumir drogas, porque no ven otra salida, ya la vida poco o nada les interesa, hasta el punto de andar como zombis, porque ya van perdiendo su capacidad de pensamiento por el deterioro de sus neuronas, ellos solo esperan la muerte, porque no tienen otra visión en la vida, es triste, pero esta es la realidad que vivimos hoy en día, vamos por la calle y vemos esa cantidad de muertos vivientes, algunos de los cuales algún día fueron profesionales, pero que por circunstancias de la vida cayeron en este profundo hoyo del que difícilmente pueden volver a salir.
Por esta razón es tan importante inculcar desde el hogar en los niños el amor por sí mismos y hacia los demás, sentirse valorados, amados, para que cuando sean grandes no se refugien en las drogas o en el alcohol, nuestro deber como padres es formar niños valientes, inteligentes, capaces de enfrentar situaciones difíciles, afrontándolas y buscar posibles soluciones, no caer tan fácilmente , sino tener las fuerzas necesarias para levantarse nuevamente y si es necesario comenzar desde ceros, pero con mayor responsabilidad, puesto que de los errores es que se aprende y es ahí donde suelen surgir las mejores estrategias.
Lo mejor es cambiar la forma de educar tanto en el hogar como en los colegios, donde se les incentive la creatividad, el ingenio y la capacidad de liderazgo, a ser emprendedores, que vean en los problemas alternativas para crear nuevas estrategias para surgir, para cambiar este mundo, que no les brinda nada positivo, todo es negativo, es por esta razón que nuestra niñez y juventud se refugia también en las nuevas tecnologías, como una manera de evadir esta realidad y entrar en otra virtual, pero que a veces es de guerras, haciéndolo más violentos, de ahí que la misma tecnología se debe replantear para formar una generación que tenga valores, que ame la vida, el respeto hacia los demás y el trabajo digno, es lo único que quizá logre cambiar el futuro de esta sociedad.
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