El banano o banana (musa paradisiaca), con estos nombres se conoce a los frutos dulces, de color amarillo, de una variedad de plátano. Es la fruta de mayor consumo en el mundo, de gran valor medicinal y alimenticio.
Cuando madura, además de pectina, tiene un alto contenido de sacarosa, fructosa, glucosa, galactosa, levulosa, celulosa y dextrosa. Cien gramos aportan 66 calorías. Contiene proteínas, vitaminas A, C, B1, B2, B3, B6, B12, E y PP, calcio, fósforo, hierro, sodio, potasio, magnesio, zinc, azufre, silicio, cloro, flúor, pectina, almidón, ácido málico, tanino y aceites esenciales.
El banano alcaliniza la sangre, es útil para inflamaciones del intestino grueso y para diarreas; tibio, con miel de abejas y mantequilla, es expectorante y reconstituyente pulmonar, además de ser de gran utilidad para inflamaciones de garganta y faringe; previene y corrige los calambres intestinales.
Por tradición, se usa para aumentar la formación de glóbulos rojos y la hemoglobina. Con su pulpa se elaboran mascarillas. La corteza también tiene aplicaciones medicinales (elimina verrugas y mezquinos al colocarse por la parte interna y adherirla con un esparadrapo).
La savia del vástago es apreciada en la tradición cultural, por su virtud astringente (detiene hemorragias), cura heridas y llagas, elimina hemorroides; es beneficioso en la inflamación de los riñones y contra la tuberculosis (especialmente el del plátano guineo).
Fuente: Diccionario Naturista – Naturaleza y Vida