El rábano (Raphanus sativus) suele comerse crudo, en ensaladas. Los rábanos más populares son los que tienen las raíces de color encarnado y rojo. Crecen muy rápido cuando las condiciones son adecuadas y por lo general pueden recolectarse a las 3 ó 4 semanas.
Contiene vitaminas A, B y C, hierro, magnesio, calcio, fósforo, yodo, potasio, sodio, azufre, cloro y el aminoácido histidina. En jugo, con zanahoria estimula el apetito y la secreción de saliva.
Es eficaz como antiséptico, purificador de toxinas en el organismo y tonificador de la corriente sanguínea. Sana las membranas mucosas, promueve el funcionamiento de la vesícula y la tiroides. El rábano con naranja es muy efectivo en las dietas purificadoras, tomado antes de las comidas. Es adelgazante. Se utiliza también, junto con la miel de abejas, para elaborar un jarabe antitusigeno, para enfermedades bronquiales y afecciones pulmonares.
Fuente: Diccionario Naturista – Naturaleza y Vida