El agua de Soya o Soja (Glycine soja, Soja hispida) y los numerosos alimentos elaborados a partir de ella constituyen, desde hace miles de años, junto con el arroz integral, la alimentación de las inmensas multitudes de Asia.
La práctica ha demostrado que la soya es apta para sustituir la proteína animal. Las proteínas de la soya no sólo son suficientes en cantidad (38%), sino que poseen también una gran eficacia alimenticia, gracias a la riqueza y equilibrio de sus aminoácidos.
El contenido de lecitina, en la soya, es comparable al que existe en los huevos de gallina. Es un alimento extraordinario, pero no se debe abusar de él. Ha sido la base alimentaria de los pueblos de Oriente, desde donde llega en variadas formas, queso de soya, leche de soya y carne vegetal.
Se utiliza como cualquier otro frijol. Se recomienda averiguar el origen de su cultivo, debido a las graves denuncias sobre la manipulación genética que se le hace al grano y cuyos efectos adversos en el organismo humano podrían ser muy graves. En todo caso, se recomienda no consumir ni este ni ningún alimento transgénico y reemplazarlo en la dieta por otros más nutritivos como la quinua, el amaranto, la chía.
Con la soya se elaboran preparaciones especiales que la hacen más suave en su consumo, pues son fermentadas con microorganismos benéficos en barriles de madera duran te mucho tiempo, algunos de estos son misso, tamari, soyu y temphe.
Fuente: Diccionario Naturista – Naturaleza y Vida