El aceite de oliva se utiliza para descargar la bilis y el hígado, y para expulsar los cálculos; purifica y restaura la vía digestiva y bronco respiratoria, regula las grasas en la sangre y alivia las inflamaciones del estómago y la vejiga.
Combate la fiebre y disminuye la tensión arterial. Protege las arterias de la adhesión de plaquetas. Reduce el colesterol sanguíneo total y las DLD (colesterol malo). Esto hace que se prevenga infartos de miocardio y arteriosclerosis.
Disminuye la acidez estomacal, regula ácidos biliares. Activa la función hepática y biliar. Es útil en la nutrición, para el crecimiento de los tejidos, y la producción de calor y movimiento. Previene formación de úlceras.
Buen auxiliar de la belleza, aporta a la piel elasticidad y tersura. El aceite es de agradable sabor.
Fuente: Diccionario Naturista – Naturaleza y Vida